El reducido aforo de cuarenta personas no fue impedimento para que los afortunados que consiguieron una entrada pasaran una estupenda tarde-noche musical.
Que disfrutar de la cultura en directo en tiempos de la Covid-19 es posible fue lo que demostró el quinteto de cámara alhameño “Alhama Wind Quintet” el pasado sábado 1 de agosto en el patio del Convento de San Diego. El reducido aforo de cuarenta personas no fue impedimento para que los afortunados que consiguieron una entrada pasaran una tarde musical agradable y amena.
El jardín romántico del Convento alhameño -no demasiado conocido al ser un espacio habitualmente cerrado al público- se convirtió en escenario afortunado para este concierto de música de cámara. Un género que, como su propio nombre invita a pensar, funciona particularmente bien en espacios pequeños y acogedores.
El jardín romántico del Convento se convirtió en escenario afortunado para este concierto de música de cámara.
Los asistentes fueron recibidos con gel hidroalcohólico y un programa descargable mediante código QR, como es habitual en estos tiempos. Después de que las habitantes del recinto, las monjas Clarisas, ocuparan sus asientos al lado de músicos, Rafael Molinero, María Cantano, Beatriz López, Pablo Peula y J. Antonio Rojano hicieron su entrada y dieron comienzo a un concierto divido en dos bloques sin solución de continuidad: el primero fue un homenaje a la obra del compositor italiano Ennio Morricone, fallecido el pasado mes de julio, y consistió en un repaso a algunas de sus páginas más célebres como “Playing love”, “Si Muore d’Amore”, “Cinema Paradiso”, “Come una Sentenza”, “Addio a Cheyenne”, “Once upon a time in the west”, “El Bueno el Feo y el Malo”, “The Ecstasy of Gold” y “La Misión”.
Un viaje al género del Spaghetti Western que seguramente despertó imágenes de las películas a las que estas músicas acompañan en las cabezas de más de uno de los asistentes. También hubo ocasión para el recuerdo y el homenaje, en este caso a la desaparecida María del Carmen Vinuesa, sor Clara,, a quien el quinteto dedicó la obra “El oboe de Gabriel”, de carácter elegíaco.
A lo largo de todo concierto, los miembros del “Alhama Wind Quintet” se alternaron para hablar brevemente sobre las obras del programa, bien haciendo referencia a sus argumentos musicales y extra musicales, como a circunstancias de las vidas de sus creadores.
El segundo bloque comenzó con la obertura “Ross Rey” del compositor holandés J. de Haan, y estuvo dedicado en su parte central a diversas músicas de origen hispano, como el tango, la habanera y el bolero. Así, sonaron el intermedio sinfónico de “La Leyenda del Beso”, “Suspiros de España”, los tangos “Por una cabeza” y “Libertango”, y varios boleros de Carlos Gardel y Agustín Lara.
Tras algo más de una hora de música, los componentes del quinteto se despedían agradeciendo a la Concejalía de Cultura la organización del evento, a las monjas Clarisas el haber abierto las puertas de su casa y al público asistente por su participación.
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