Un alcalde con principios; "Frasquito Matacán"


Hay una propuesta de hacer un reconocimiento u homenaje popular e institucional, a una figura mítica del vecino pueblo del Llano de Zafarraya, Francisco Jiménez Molina, conocido como "Frasquito Matacán".

 A de finales de 2023, hay una propuesta sobre la mesa, que se está valorando por la gente de Ventas, de hacer un reconocimiento u homenaje popular e institucional, a una figura mítica del vecino pueblo del Llano de Zafarraya, muerto en 1970: Francisco Jiménez Molina, conocido en todo el ámbito del Llano y en los pueblos limítrofes, como "Frasquito Matacán" maestro albañil y de obras, sobresaliente y afamado en toda la zona. Hombre afable, resiliente, solidario, humanista y ejemplo para sus convecinos y para todo aquel que lo conoció. Fue alcalde repúblicano de Ventas de Zafarraya, con firmes principios éticos  y morales, que supo mantener en los convulsos tiempos de la II República y en los inicios de la Guerra Civil, hasta que las tropas nacionales tomaron los pueblos de la zona en febrero de 1937.Sufriendo después fuerte represión, él y su familia, bajo la acusación genérica de "ayuda a la rebelión". O sea, él que se arriesgó y defendió casi hasta la muerte la legalidad del gobierno legítimo de la nación, fue acusado de rebeldía por los propios golpistas, rebeldes conta la legalidad constitucional de la República. Sólo ésto bastaría para elevar su figura muy por encima de la lucha partidista y más allá de los vaivenes de abusos, violencias y venganzas, que se produjeron en ambos bandos, como consecuencia del frustrado golpe de estado de Franco contra la legalidad de la República, que abocaría al país a una sangrienta y fratricida guerra, que sólo iba a traer dolor y miseria al pueblo. 


 En ese contexto, si un hombre que detenta la máxima representación municipal en tiempos de guerra, que a su final, la termina en el bando de los perdedores, que apresado por los vencedores y adversarios y en juicio sumarísimo de un tribunal militar del momento, con nulas garantías jurídicas, con acusaciones calumniosas de sus enemigos, y convertido en objetivo "lógico" de familias de víctimas del bando adversario, que sufre la petición acusatoria hasta tres veces de pena de muerte y donde hasta el final del juicio se baraja la posibilidad de ser condenado a la pena capital o a cadena perpetua, y al que finalmente "sólo" se condena a seis años de cárcel  y bajo la ridícula acusacion genérica de "auxilio a la rebelión", donde hasta a sus verdugos no les queda más remedio que aceptar su inocencia y bonhomía y su comportamiento cabal y honesto antes y durante el conflicto, exento de sospecha de cualquier delito de sangre o contra la hacienda pública,  coincidiendo con la convicción de sus convecinos, de que "Frasquito" era un "santo laico", en el que hay que reconocer que, es cierto que hay corazones a los que repugna la violencia, el daño al otro y las venganzas y revanchas, porque están hechos para la solidaridad y la ayuda, dentro de sus posibilidades, a amigos y adversarios, como podremos ver a lo largo de este relato.

 Posteriormente he leído que, personalidades importantes en Ventas y cercanas al nuevo régimen, como D. Pablo de Jonge, director de los Ferrocarriles Urbanos de Málaga, D. José de Santacruz, comandante de Farmacia o D. Francisco López, banquero de Málaga y padre del "Banquero", que posteriormente conocimos  y todos residentes temporales o fijos en Ventas y amigos personales de Francisco Jiménez Molina, intercedieron por él la benevolencia de los jueces  y su posterior presionaron para su liberación, sin cumplir la totalidad de la condena. Aún reconociendo la loable y noble actitud de los que intercedieron por él, que parece que así fue, es preciso valorar y tener en cuenta, que más poder e influencia en el nuevo régimen tendrían en Granada la familia Rosales, y no pudieron salvar la vida de García Lorca. Su posterior liberación, antes de cumplir condena, se debió, como en tantos casos, a un intento del Régimen de lavar su imagen, cuando su único aliado en Europa, Hitler, comenzaba a perder la guerra, contra las nuevas potencias. Aunque no dudo que sus amigos hicieron todo lo posible, realmente fue su conducta intachable antes y durante el conflicto bélico y su habitual templanza y bonhomía en tiempo de paz, lo que determinaron que pese a las numerosas denuncias y acusaciones de sus adversarios políticos, al no poderse demostrar alguna, derivaron en una sentencia casi benévola, en un calco "cuasi" idéntico a la de su homólogo en Zafarraya, Félix "Herrero", también un gran hombre y excelente persona. No obstante, "es de bien nacidos" el agradecimiento que la familia de "Frasquito" sintieron y sienten, por aquellos personajes que intercedieron por él.


 Por todo ello decía, que a un hombre de la talla de Francisco Jiménez Molina, alias "Frasquito Matacán", hay que separarlo de la dialéctica partidista e ideológica, si bien él la tuvo y bien definida en su filiación  en la izquierda, acorde con su corazón y sus sentimientos, por la justicia, la libertad y la solidaridad humana, para situarlo y valorarlo desde su proyección personal y desde sus valores humanistas, sociales y profesionales y como figura determinante que va a influir en la proyección de Ventas y en el futuro de los venteños, como veremos después a lo largo del relato. 

 Nació nuestro protagonista en el mes de febrero de 1896, casualmente, el año de la primera gran inundación, por lluvias torrenciales del Llano, que volvería a producirse con igual magnitud, un siglo exacto después, en 1996, en Ventas de Zafarraya, en la recién construida casa de la plaza de Santos Guzmán, tras el catastrófico terremoto de Andalucía de 1884, que arrasó prácticamente el pueblo, que hubo de ser reconstruido casi en su totalidad, con ayuda del pueblo cubano, lo que motivó que el nuevo pueblo pasara a llamarse Nueva Habana, nombre que no tuvo éxito en el tiempo. Hijo de Francisco Jimenez López, "Matacán el Viejo", y de Esperanza Molina Muñoz. Su padre, que era un consumado albañil que trabajó en la construcción de la nueva iglesia de Zafarraya, en los años 1886 - 88,  lo inició en las artes de la construcción. En su juventud, casi hasta los años veinte, trabajó en Obras Públicas, en las carreteras de Loja a Granada y Loja a Málaga. A partir de esos  años se dedica a la construcción de casas en su pueblo de Ventas. Y fue en esa época, cuando un jovencísimo Francisco Jiménez, trabajando con su padre,  "Frasquito Matacan El Viejo", en la fila de casas de la acera norte de la Calle Defensor de Granada, entonces sólo construida en su margen sur, escuchó cantar con energía y garbo a una joven guapa y alegre, en la acera de enfrente de la que quedó prendado y enamorado hasta las cejas. Hubiera alucinado, de saber que la joven también cantaba tan fuerte, para llamar su atención. ( Esto lo supe muchísimos años después por su nieta Sole). Ella era Soledad Moreno Martín, hija de José Moreno y de Ana Martín. Cuatro años después se casaban en la pequeña iglesia parroquial de Ventas, de Nuestra Señora de la Virgen de los Dolores.Tendrían en los años, hasta doce hijos, de los que sólo cinco sobrevivieron, María, Anita, Julio, José y Esperanza, madre de Sole,  como era tan común en aquellos tiempos. 


 Con los años fue adquiriendo la pericia que lo convertiría en un consumado maestro de obras y  albañil con gran prestigio en toda la comarca y el nombre de "Frasquito Matacán" era sinónimo de maestro virtuoso y muy capacitado en cualquier tipo de construcción. En el inicio de los años veinte, ejecutó la obra del puente del ferrocarril en El Boquete, a la entrada del tren en El Llano de Zafarraya y en Ventas, bajo proyecto del ingeniero J. Manuel Zafra y  dirección del malagueño Francisco Echecopar. Un año después, trabaja como maestro de obras en el Hotel de la Estación, que se levanta por las buenas expectativas del "Turismo de Salud" que adquiría cierto auge en Ventas, en los años veinte, para tomar "los buenos aires" del Boquete. Para bajar a la sala de las calderas de calefacción, en un reducidísimo espacio, se sacó un modelo de escaleras increíble entre pop -art, cubismo y racionalismo, y que aprovecho para invitar a la gente de Ventas a contemplarlas como una verdadera obra de arte. 

 En los años treinta (concretamente en 1933),  construye el puente de Moraleda sobre el río Cacín, que tendrá gran trascendencia en la comunicación de Málaga y la comarca de Alhama con la vega granadina, sobre proyecto de don Juan de Santa Cruz, víctima también luego, de la represión franquista, sólo tres años después, en 1936. Llevaba siempre con él a su hermano Julio y a su cuñado Rosendo, a los que transmitió sus conocimientos, como a tantos aprendices de Ventas, a los que siempre orientó y proyectó en el arte de la construcción. Decenas de obras menores en Ventas y la comarca llevaron su sello, así como algún palacete o casa jardín de los que proliferaron en Ventas en esos años. 


 En abril de 1931 se proclama en España la II República, fruto de la severa derrota de los monárquicos en las elecciones municipales de 1936. Francisco Jiménez Molina, de tendencias socialistas y militante de la UGT, resulta elegido alcalde por el pueblo de Ventas, responsabilidad que detenta cuando estalla la Guerra Civil, y que afronta con entereza y total disposición de servicio en esos durísimos momentos de nuestra historia. Desde su puesto de máximo responsable político de su pueblo, crea en Ventas los Comités de Defensa de la República con, entre otros, el Comité de Abastecimiento, que él mismo preside, y desde el que tiene que velar porque a toda la población civil y militar, les lleguen los suministros mínimos para subsistir, por lo que tiene que decidir requisas de granos y alimentos, con vales de compra gubernamentales que al resultar derrotada la República, lógicamente  nunca pudieron hacerse efectivos. En la posterior represión franquista, esta actividad legal, responsable y altruista, la convierten sus adversarios políticos en ruines y falsas acusaciones de embargos y requisas fraudulentas. De su actitud firme contra cualquier abuso, viniera de donde viniera, quiero dar fe con dos  sucesos ocurridos entonces, que creo conocer bien  y que dan la medida de la talla moral y la ponderada personalidad de este hombre: Miguel el de Miguelico (mi tío Miguel), líder de Izquierda Republicana en Zafarraya,  y con el mismo cargo que él en los Comités de Defensa de la República,s decir, Presidente del Comité de Abastecimiento, había sido denunciado a la Comandancia Militar de Ventas, por un amplio grupo de "obreristas irresponsables" de Zafarraya, como traidor a la República, por mal uso en el reparto de los recursos alimentarios en el Comité de Abastecimientos, de su responsabilidad y acompañada de la petición de pena de muerte para él. Frasquito, que conocía de largo y de antemano la integridad del denunciado, y así mismo, había conocido el contenido de la denuncia, le inquirió alarmado: "-¿Pero Miguel, tú sabes a lo que vienes aquí?" Ante el silencio y extrañeza de mi tío, le dijo perplejo: "-¡Pues vienes a que te fusilen, porque un grupo obrero de Zafarraya,   te han denunciado como traidor a la República, que de ser cierto, ya sabes lo que significaría!" Y con el permiso del mando de la comandancia, que en esos momentos ya era el teniente Juan Suárez, Padre de Lucas Suárez, el mecánico, toman una camioneta de la Comandancia y se desplazan a Zafarraya, donde en esos momentos está reunido El Comité Revolucionario, tratando del caso. El "terrible delito" objeto de la denuncia, era que Miguel el de Miguelico, había incluido en la lista de reparto de alimentos, realizada por el comité que él presidía, a las familias, mujeres y niños, de los facciosos que un mes antes habían huido a zona nacional. Mientras, en la calle, un grupo de "chusma falso obrerista", insolidaria y radical, de la que desgraciadamente tanto pululaban en el flanco republicano y que tanto daño hicieron a la causa, lanzaban amenazas contra los reunidos gritando consignas  como: "¡vamos a quemar en una candela a todos los traidores y a todos los ricos, que son unos  fascistas!" Lo que dio lugar a la rotunda y famosa frase de uno de los reunidos en el comité,  Manuel Arrebola Martín, alias "Fantasías", miembro también del comité, que con arrastrada retranca e ironía los censuró así: "-¡Siií, vamos a quemar a todos los ricos, pero los vamos a emprender con "probes", que están más resecos y arden mejor!" Significando que tan merecedores eran de castigo los facciosos sublevados, como los obreros insolidarios y egoístas por, que actuaran sólo por ansias de revancha. La respuesta fue demoledora. Y aquella falsa denuncia quedó lista para sentencia y... ¡sentenciada!.

 El otro episodio que menciono, fue con ocasión de la detención de un joven de una familia rica y conservadora de Ventas. Parece que ese día el alcalde, Francisco Jiménez estaba ausente del pueblo y al enterarse de que el joven había sido enviado a Málaga como detenido y con cargos, manifestó su decisión de personarse en Malaga ante la autoridad competente y traerse al muchacho a su vuelta, puesto que consideraba que un joven inmaduro e imberbe todavía, nunca podía considerarse autor responsable de los delitos que se le imputaban. A medio camino, recibe la noticia de los primeros y continuados bombardeos de Málaga por la aviación nacional, lo que provoca como respuesta, el fusilamiento de los prisioneros facciosos de las cárceles, y entre ellos, el de este joven. Ciertamente estábamos en una España de locura, en la que se aplicaba en ambos bandos, la "ley del Talión del ojo por ojo ..." Antes, habían ocurrido en Ventas, los oscuros y truculentos atentados del capitán German González, en una oscura noche de últimos de enero del 36 y en el cuartel de la guardia civil, contra el líder de las Juventudes Socialistas de Alhama, Mariano Jiménez y el comandante Carlos Pezzi, en los que ambos resultaron muerto, junto al tal capitán, Germán González, descubierto y muerto en la misma noche. Terminada la guerra, recibiría honores de héroe por parte de los vencedores, por lo que se supone que el motivo de su comportamiento, fue el de hacer méritos ante los que imaginaba futuros vencedores del conflicto.


 El 5 y 6 de febrero,  toman los pueblos del Llano las tropas nacionales y "Frasquito Matacán" se suma a tantas familias que huyen hacia Baza, por la Carretera de la Muerte, en la trágica "Desbandá" que supuso uno de los episodios más negros de la guerra. Con más de 250000 desplazados por la carretera hacia Almería, bajo el bombardeo continuo de los aviones y los barcos de guerra de los nacionales, mientras el faccioso y criminal general golpista, Queipo de Llano, arengaba entre risotadas desde la radio en la recién conquistada Málaga, a la aviación franquista, a bombardear a los desplazados "para que corrieran más...!." De cinco a seis mil, fueron las víctimas civiles de esta locura, casi todas viejos, mujeres y niños.

 Terminada la guerra, vuelve a Ventas convencido de que no le ocurrirá nada, porque él tiene su conciencia tranquila. La conciencia tranquila y la ingenuidad, íntegra. Porque el noble y bien pensado Francisco Jiménez, tendría multitud de denuncias esperándolo para conseguir el enjuiciamiento y condena de un "indeseable personaje y rojo peligroso".  Tiene denuncias por: apropiación de los fondos municipales; colaboración necesaria para la detención y posterior fusilamiento en Málaga, de un joven de familia rica y muy influyente en Ventas; requisas y embargos de granos y animales, ordenados personalmente por él; de fomentar los "topes" de trabajadores en los tajos de trabajo, enalteciendo los ánimos de los jornaleros y otras menores que acarreaban entre todas, la petición de hasta tres penas de muerte para nuestro protagonista. 

 Detenido nada más entrar a su casa, es acusado y trasladado a la prisión municipal, sita en el  edificio del ayuntamiento.  Allí acude con la decisión firme de defender a su marido, su mujer Soledad, con su hija pequeña Rocío, en sus brazos, que lloraba con fuerte llanto. En el rifirrafe con el guardia que lo vigila,  esté pierde los nervios, agobiado por el llanto de la niña y la golpea fuertemente. La niña pierde el conocimiento y parece dormida. Unos días después, la niña muere. Su madre, Soledad, chilla como una loba herida y maldice al guardia civil con tan espantosas maldiciones y juramentos que, provocan el milagro de que el guardia, unos días después,fuera hasta su casa para pedirle disculpas por su comportamiento. Mientras, "Frasquito" en Granada, soportaba un juicio sumarísimo con múltiples peticiones de muerte, cuando aún no había tenido tiempo de superar el último cáliz de aguda  pena y dolor infinito, que le había supuesto la muerte de su hija. ¿Se puede sufrir más?  El desarrollo y resultado del juicio ya lo describí al principio de este relato. 

 En 1943, es liberado y lejos de encerrarse en un mutismo privado y aislado del mundo, se abre a la vida y a sus convecinos. Con los influyentes amigos que intercedieron por él, establece una relación estrecha de amistad sincera, pero sin olvidar su vocación de consultor y asesor regular de toda la gente humilde que acude a su casa en busca de apoyo y orientación profesional.

 Tres años más tarde, lo reclaman desde Zafarraya para hacerse cargo de las obras de construcción de un salón de cine. Durante dos años, hasta se hace "choceño", con vivienda en Zafarraya, coincidiendo con el tiempo de construcción del mismo. En 1948, se inaugura el nuevo salón, con el nombre de "Cinema Palma",  que aporta una nueva etapa y oportunidad a la cultura del Llano.


 En 1955, la magna obra del cardenal Herrera Oria, obispo de Málaga, de construir Escuelas Rurales en pequeñas pedanías y cortijadas de la provincia de Málaga, para llevar la alfabetización y el conocimiento al mundo rural, en colaboración con el Ministerio de Sanidad de Ruiz Giménez, el primero y único ministro demócrata  de todos los gobiernos franquistas, contrata al maestro "Frasquito Matacán" para levantar una parte de las mismas: Ventilla de la Leche, Las Pilas (El Llano pertenecía en aquellos años a la diócesis de Málaga), Venta Baja, El Pilarejo, Los Romanes, El Puente, Cártama, Los Gomez, Entrerríos, Ojen y otras más  surgieron de las expertas manos de constructor avezado como era el inefable "Frasquito Matacán". 

 Hasta el final de su vida, que se alargaría hasta 1970, no dejó "Frasquito" de ser amigo de sus amigos, apoyo para sus convecinos y orientador para la juventud, que bebieron en sus fuentes y sus influencias y cuando al inicio de los años sesenta estalló el "boom" de la construcción y se produce la diáspora de la emigración en nuestros pueblos, la de Ventas se concentra en un 80% en la Costa del Sol, haciéndola un poco menos dolorosa y pasajera. Y a este hecho, ciertamente, no podía ser muy ajena la influencia directa e indirecta de nuestro protagonista.

 La de su mujer, Soledad, fue una historia de amor, fuerza, resistencia y generosidad sin límites, que al decir de su nieta Sole y quizás de "las buenas lenguas", la abuela, estuvo también en la lucha y resistencia antifranquista,  "antes, durante y después", aunque su grito de guerra ante tanta adversidad y represión política siempre fue el de: "¡y todo por el maldito bastón de mando!".

 En un luminoso día de finales de agosto, "Frasquito", repasando los deberes a su nieta Sole, le dice con cariño: -"niña, repasa las cosas una y diez veces hasta que te salgan como quieres. No repares en el tiempo que pierdes haciéndolo así, sino en el que ganas, si aprendes a hacer las cosa bien hechas". Le dio un beso a la niña y fue a recostarse en la cama.  Nadie oyó una queja, ni un reclamo, ni un suspiro..., pero cuando su mujer fue a avisarle para comer, dormía plácida y serenamente el sueño de la muerte. Hasta para morir buscó la perfección y la elegancia. ¿No es eso a lo que los griegos llamaban "la areté...?" De repente, descubrí el secreto de la emblemática y extraña palabra que abre el correo electrónico de su nieta Sole, que está con nosotros desde su Málaga de acogida:.


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