El pasado 7 de mayo de 2024 asistimos a la conferencia de Celia María López Medina basada en los trabajos realizados en La Puerta de la Mina de Alhama de Granada.
La primera excavación que se hizo en esta cueva fue en el año 1869 por Mc. Pherson. Se continuaron las excavaciones en 1872 y 1875, llevadas a cabo por Manuel Gómez-Moreno González. En 1957, fue excavada y estudiada por M. Pellicer y M. García Sánchez, y en 1976 M.S. Navarrete.
El material procedente de las primeras excavaciones realizadas en la cueva (vasijas de barro, asas, mangos, piedras labradas toscamente, cuchillos, amuletos tallados en hueso, algunos restos humanos), se encuentra repartido entre los Museos Arqueológicos de Madrid, Granada y Sevilla.
Continuamos la subida hacia el Cerro del Baño, Torre del Baño o Mesa del Baño. Con todos estos nombres ha sido llamado la cúspide amesetada del promontorio nombrado por Madoz en 1845 y estudiado también por Gómez Moreno.
Es una pena que un enclave con tanto valor se halle actualmente bajo el cultivo de cereal, lo que no permite disfrutar de las imágenes que Salvador Raya ofrece en su blog, en una entrada de noviembre de 2017 de uno de los yacimientos prerromanos más importantes de la provincia de Granada.
Se han constatados restos del neolítico, íberos, romanos… ¿Podría tratarse de la antigua Artigi?. Según algunos textos, pudo tener gran importancia como lugar de paso en tiempos fenicios y romanos entre, la costa y Granada a través del Boquete de Zafarraya como sucede con la Mesa de Fornes. A duras penas, entre espigas y amapolas, aún pueden apreciarse algunos restos de cerámica.
En algún grabado del XVI aparece una torre defensiva en la parte más alta. Dicho enclave fue abandonado tras la conquista musulmana de Alhama.
De regreso a los coches podemos divisar la Cueva del Agua.
Esta cueva tuvo ocupación en el Neolítico Medio, en la época romana y en la medieval. En ella se encontraron dos enterramientos humanos completos con su ajuar correspondiente. También se hallaron horas de sílex, molinos, alisadores, brazaletes…
De camino a Alhama no podemos dejar de visitar el Puente “romano”.
No es descabellado pensar que existiera una vía romana que uniera los baños con Artigi. Pero los estudios más recientes se decantan por la factura árabe de esta construcción.
Pensamos que todo este entorno que hasta ahora llevamos visitado podría ser objeto de nuevos estudios y, sobre todo, de una mayor protección y puesta en valor.
Nuestro último punto a visitar hoy es la Necrópolis de la Pantaneta.
Se documentaron tres sepulturas excavadas en roca, con orientación oeste (una tumba rectangular y dos en forma de bañera).
La zona presenta otros huecos que nos sabemos si se tratan también de tumbas u oquedades destinadas a otros fines.
Más adelante vemos unas grandes losas que nos hacen pensar si pudieran haber estado cubriendo las tumbas vistas anteriormente.
Nos ha extrañado que este lugar, así como las otras necrópolis no estén señalizadas. Sabemos que algunas han sido objeto de expolio, pero, como se suele decir, lo que no se conoce, no se ama o no existe.
La localidad jameña cada vez nos asombra más por su rico patrimonio. Un amigo al que le manifestamos nuestro deseo de hacer la exploración por esta tierra nos dijo: “¿otra vez a Alhama? ¿Es que no conoces ya todo lo de allí? Pues no, amigo Manolo. No lo conocemos. Alhama es un diamante bruto que necesita mucho pulido para obtener todo lo que nos puede ofrecer. Confiemos que intervenciones como la de Celia y la aportación del consistorio a la puesta en valor y conservación de su rico patrimonio nos permitan descubrir y gozar de todos esos rincones que aún andan escondidos en esta bella localidad.
María José Gutiérrez, Ramón Benjumea, Mateo Molina y María José Martín
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