Maestro del gay saber


Ese es el principal propósito que he hecho para este recién iniciado veintidós del veintiuno.

 Estudiar con ahínco, provecho y denodado esfuerzo para obtener la maestría en gay saber, “La Gaya Ciencia, según el filósofo del martillo o, más modestamente “ayer maestro de gay saber, aprendiz de ruiseñor” en palabras de Don Antonio Machado, que son palabras mayores.

 No debería aclarar, para no ofender a mis lectores poniendo en duda sus conocimientos, que aquí el término en inglés “gay” significa alegre, pícaro, pero ya está aclarado y no hay vuelta de hoja.

 No es banal propósito el riguroso estudio que me conceda la acreditación de maestro de gay saber o docto en Gaya Ciencia, que digámoslo de una buena vez no es otra que la de convertirse en un niño que juega con los conceptos, las ideas, que saca a pastar a las Vacas Sagradas de la cultura, la filosofía y demás artes para ver que hay debajo de los ropajes del rey y la reina, de los muchos reyes y reinas que por el mundo abundan. Aunque ahora sólo me viene a la memoria “El rey del pollo frito”, por otro nombre Ramoncín. Y, como es normal y notoriamente sabido, debajo de todos los ropajes hay gente desnuda y cuanto más aparente y rimbombante es el ropaje, no dude el atento o despistado lector, que mayor será la desnudez moral del así ataviado.

...de opinadores a sueldo, de profanadores de la verdad y difundidores de mentiras, falsedades o verdades a medias, que son las peores mentiras
 Indaguemos, pues en esta alegre ciencia y sabiduría de despojar de todo lo superfluo, sobrante, añadido y farragoso de los discursos de políticos muy enojados por estar en la oposición, muy contentos por estar en el gobierno; de opinadores a sueldo, de profanadores de la verdad y difundidores de mentiras, falsedades o verdades a medias, que son las peores mentiras.

 Tras los estudios pertinentes que me han de capacitar para intentar entender la realidad actual de políticos, artistas, artistillas, famosos de entrepierna, famosetes de un día y otras gentes análogas que pululan por revistas, redes sociales y diario digitales, tal vez esté en condiciones de opinar con algún criterio, conocimiento de causa y rigor científico. Todo por alejarme de esto de escribir por no callar, decir lo que pienso, sin pensar mucho lo que digo.

 Gaya o alegre ciencia es a la que he de consagrar mis estudios y fatigas intelectuales en este año, que tengo para mí que es de otros años, pero con la etiqueta cambiada para que parezca nuevo. Si tales trabajos fructifican en algo meritorio o quedan en lo de siempre, es cosa que se ha de ver y comprobar a lo largo de las siguientes miradas.

...proseguir con mis delirios, soliloquios y otras majaderías, con las cuales a nadie intento engañar, convencer ni molestar
 Quédese el lector con el sentido lúdico, de juego y pasatiempo de esta ciencia o profundice, martillo en manos para romper ideas, conceptos y otra faramalla y farfolla con la que pretenden muchos embotar el entendimiento y la sesera de incautos, primos, gilís y otras gentes de poco juicio.

 Poco he de añadir a mis nuevos propósitos. Salvo el de proseguir con mis delirios, soliloquios y otras majaderías, con las cuales a nadie intento engañar, convencer ni molestar. Ténganmelo como alegre ejercicio de alivio de tensiones, un pasatiempo inocuo y un ameno retozar por las verdes y amenas praderas de la cultura.

Deshaced ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.

Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.

(León Felipe)






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