Seamos serios, riámonos de todo


Tengo para mí por cosa cierta, contrastada y demostrada que la risa es una cosa que no conviene tomarse a broma.

 Lo bueno de ser un philósopho de lo cotidiano es que puedes buscar temas para tus reflexiones, divagaciones, pensamientos, elucubraciones y paridas de casi cualquier cosa que te pase por el magín en ese momento y qué duda cabe, que nada más cotidiano que la risa. Hay quien piensa que un día sin leer, o pintar o, escribir o tocar el instrumento que más te guste es un día perdido; para mí lo es un día en el que no te has reído, aunque sea un poco. No en vano ya escribió Pascal que la verdadera filosofía consiste en burlarse de la filosofía. La cita está incrustada con calzador, lo sé, pero de alguna manera tengo que amortizar el “Diccionario de dichos decideros y otras paridas no menos deleitosas” del ínclito Maestro Ciruela (sí, el que no sabía leer y puso escuela).

 Y todo esto viene a cuenta de un video que creo que vi ayer en el que un expresidente conocido por su, involuntaria, vis cómica, se autoparodia comentando su problema para beber de una botella de plástico de esas con el tapón que no se pueden quitar del todo y que penden, inverosímiles con curiosa expresión, con el resultado de que se puso “hecho un circo” (para el curioso o desaseado lector, que para todos escribo basta poner “Rajoy y el tapón” en el buscador del navegador).

Podemos y debemos reírnos de casi todo, pero con la seriedad que nos caracteriza a los philósophos de lo cotidiano

 Si de algo tan banal y cotidiano se puede expresar todo un expresidente de España, eso significa que hay carta blanca, plácet, consentimiento y aquiescencia (también compré un diccionario de sinónimos) para que la gente de a pie escriba y hable de los temas más insignificantes del modo del modo más serio, e incluso pedante.

 Podemos y debemos reírnos de casi todo, pero con la seriedad que nos caracteriza a los philósophos de lo cotidiano; de ese modo no haremos chistes ni de enanos ni de mariquitas y no porque no se pueda, que poderse se puede, más bien porque ese es un modo de reírse (me niego a llamarlo humor) zafio y grosero. En cambio, temas para otros sagrados como Patria, España, Constitución, El habla Andaluza o cualquier otro tipo de “meme” parecido pueden y deben ser risibles y reídos. Aclaro que uso “meme” en el sentido de “En las teorías sobre la difusión cultural, un meme es la unidad teórica más pequeña de información cultural transmisible de un individuo a otro, de una mente a otra, o de una generación a la siguiente.” Es decir, hablo de esos términos no como realidades sino como ideas susceptibles de ser discutidas, analizadas, criticadas e incluso reídas.

 Creo que el abordaje de ideas “stupendas” (cuánto tenemos que agradecerle al maestro Forges) desde la distancia y el humor o la risa, nos dan la adecuada perspectiva para cómo, Pascal con la Filosofía no tomarnos tan en serio cómo para ser capaces de morir o, lo que es peor, matar por ellas.

 Vivir de acuerdo a tus convicciones, ideas y creencias es bueno, es justo y necesario siempre que, de vez en cuando te pares a considerarlas y, especialmente que no intentes imponerlas a los demás. Ninguna idea de Dios o Yahvé o Alá nos da derecho a, precisamente hacer todo lo que se está haciendo últimamente en nombres tan sagrados como El Gran Israel, el islam, la Gran Ucrania, la Madre Rusia, Nuestra Civilización Cristiana y Occidental, La Libertad o la gran concha de la madre que los parió a todos.

 Si tu dios, tu patria, tu cultura no admite a otras y dice ser la mejor, desconfía y coge el martillo, verás que todo lo que pretende ser sagrado es, en realidad, “humano, demasiado humano”

 

 

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