Un árbol por "kuro obi" (1): Antonio Guerrero Martínez


Antonio Guerrero Martínez alumno en los inicios del club de karate alhameño ya tiene su árbol personalizado.

Un árbol por cada cinturón negro: Karate y naturaleza unidos

 El maestro de karate, Antonio Miguel Mateo, ha lanzado una iniciativa admirable que no solo enriquece la vida deportiva de sus alumnos, sino también contribuye al cuidado del medio ambiente. En su proyecto “Un árbol por kuro obi” (cinturón negro en japonés), Antonio Mateo ha decidido plantar un árbol por cada alumno que alcance el cinturón negro en karate, creando un legado tanto deportivo como ecológico.

 Uno de los primeros en recibir este honor es Antonio Guerrero Martínez, también uno de los primeros alumnos del club de karate de Alhama. Guerrero, quien inició su camino marcial en los primeros días del club, ahora tiene su propio árbol: un pino, símbolo de fortaleza y perseverancia, características esenciales tanto en la práctica del karate como en la vida diaria.

 El director técnico del Club Deportivo Alhama-Ippon, Antonio Mateo, expresa su admiración perenne por sus alumnos a través de estos pinos, un árbol de hoja perenne, que simboliza la durabilidad y el compromiso continuo de cada karateka que alcanza el prestigioso rango de cinturón negro. Mateo destaca que, así como las hojas del pino son constantes a lo largo de las estaciones, su respeto y amor por sus alumnos también lo son.

Antonio Guerrero Martínez, ante su árbol, respeto y naturaleza

Los valores del karate y el respeto por la naturaleza

 El proyecto va más allá de una simple plantación de árboles. En el karate, el cinturón negro simboliza mucho más que el dominio técnico; representa años de esfuerzo, disciplina, autocontrol y respeto, no solo por el arte marcial, sino también por los demás y por uno mismo. Al asociar la obtención de este logro con la siembra de un árbol, se está transmitiendo un mensaje profundo: así como los karatekas deben nutrir y cuidar su camino marcial, también deben proteger y cuidar su entorno.

 El pino, además, no es una elección aleatoria. Es un árbol que resiste el paso del tiempo, adaptándose a las adversidades del entorno, al igual que un karateka debe adaptarse a los desafíos de la vida. El árbol y el cinturón negro se convierten en símbolos paralelos de crecimiento, superación y perdurabilidad.

 La siembra de un árbol por cada cinturón negro también fomenta en los alumnos la conciencia medioambiental, un valor que, si bien no es parte directa de la enseñanza del karate, complementa perfectamente los principios de respeto y cuidado que este arte marcial promueve. Los alumnos no solo están contribuyendo a un mundo más saludable y sostenible, sino que también están dejando una huella positiva en su comunidad y en la naturaleza.
Un Proyecto con Futuro

alhama.com con el deporte y la naturaleza

 Desde esta web de Alhama Comunicación, se irá informando sobre cada uno de los árboles plantados y los nombres de los alumnos que han logrado este importante hito en su trayectoria. Esta difusión ayudará a dar visibilidad no solo a la tradición y los valores del karate, sino también a la importancia de iniciativas sostenibles como esta, que unen el deporte y la naturaleza.

 El proyecto “Un árbol por kuro obi” es un ejemplo de cómo las artes marciales pueden ir más allá del dojo y tener un impacto positivo en el mundo. Al sembrar un árbol por cada cinturón negro, Antonio Miguel Mateo no solo está celebrando los logros individuales de sus alumnos, sino también sembrando raíces de un futuro más verde y consciente para todos.

 Este tipo de iniciativas nos recuerdan que el verdadero éxito no solo se mide por los logros personales, sino también por el legado que dejamos en nuestro entorno. Como dice el dicho japonés, “el verdadero maestro es el que siembra semillas de grandeza en sus alumnos”. Y en este caso, esas semillas son pinos que crecerán fuertes, al igual que los karatekas que los representan.

Recordamos el paso de Antonio Guerrero Martínez








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