Los higliners desafían la gravedad en los Tajos de Alhama


Afirman que, por primera vez, han podido practicar su deporte con todos los permisos y con público.

Se les llama high liners, o sea caminantes sobre una línea o cinta en alto, y quiere dar visibilidad a este deporte que califican de seguro y divertido, siempre que se adopten todas las medidas de seguridad pertinentes. También quieren que no se les vea como «cuatro locos», si no como otros deportistas más. Después de varios años han conseguido poder su deporte favorito, de forma legal, con los permisos necesarios de Cultura y Medio Ambiente, y, además hacerlo con público. 

 Aprovechamos su paso por Alhama para conocer más detalles de este deporte y de los diez valientes que se atrevieron a desafiar la gravedad en el cañón del río. Para ello hablamos con Blanca Martín, presidenta de la Asociación Slack line Granada desde su fundación que no pudo practicar ese día debido a su embarazo, también con dos de los más veteranos, Miguel Salinas y Tomas Elvy, con la única fémina de entre los diez participantes activos en Alhama, con uno de los más noveles, Alberto Prieto y con el concejal de Deportes, Álvaro Molina.

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 «Queremos promover este deporte por toda España y en Granada, darle visibilidad, motivar para que otras generaciones se inicien favoreciendo su práctica en parques,» nos cuenta Blanca de entrada antes de ofrecernos algunos detalles como el hecho de contar con cinco o seis modalidades siendo la de high line, caminar sobre una cinta fijada en dos puntos a bastante altura, las que les ha traído a Alhama. Las otras son slack line básico practicado a escasa distancia del suelo; rodeo line, sin tensión como si fuera un columpio; trick line, con la cuerda muy tensa sobre la que se realizan acrobacias; water line, encima del agua que es la que ella más el gusta «pues si te caes lo haces sobre el agua por lo que se disfruta mucho en verano y el high line, modalidad más extrema, normalmente anclajes naturales (árboles, roca, a mucha altura). 

 También explica que ellos son muy respetuosos con la naturaleza pues practican su deporte sin hacer daño ni dejar residuos, siendo el principal problema que tienen que resolver en Granada el del desconocimiento y el hecho de no estar regulado, motivos por los que se les suelen denegar los permisos. No ha sido este el caso en Alhama pues tras realizar el correspondiente proyecto que tuvieron que revisar pudieron dar rienda suelta a su práctica en la jornada del sábado, 6 de mayo, aunque ya se es pudo ver entrenando en la víspera e incluso en la jornada siguiente. Período en los que numerosos curiosos se acercaban a las Peñas, el balcón natural de Alhama, para contemplarles cómo iban y volvían andando descalzos sobre las cintas, se paraban, hacían acrobacias, tenían caídas, pero al estar sujetos con un arnés volvían a subir. Como seguridad llevaban una doble cuerda.

· Entre los practicantes nos encontramos con el médico radiólogo, Alberto Prieto, que nos cuenta que fue su hermano quien lo introdujo en esta modalidad deportiva que comenzó a practicar en los parques y sobre el agua en la costa granadina. Al principio reconoce que el high line de daba miedo, debido a que tenía vértigo, pese a haber practicado con anterioridad escalada. Ahora afirma que su práctica le proporciona «un gran bienestar físico, y un subidón de adrenalina». Así mismo, informa que para estar ese día en Alhama comenzaron los trámites antes de la pandemia, para lo que se pusieron en contacto con Álvaro Molina, el concejal de Deportes y con la ayuda de high liners de otras comunidades pudieron dar forma al proyecto.

 Por su parte, Miguel Salinas, uno de los más veteranos con unos siete años de experiencia en la práctica de este deporte nos explica que comenzó con el slack line, a medio metro del suelo y con más o menos tensión. Luego pasaría a practicarlo a mayor altura con gente que vino a Granada que le introdujeron en esta práctica del high line que le pareció una forma muy atractiva pues a él le gusta la montaña de otra forma y destaca el aspecto mental que requiere para mantener la concentración y la calma. A su lado se encuentra el alpujarreño, Tomás Elvy, quien nos comenta que lleva más o menos el mismo tiempo que Miguel. En su caso comenzó a practicar slack line entre farolas en el Huerto de Carlos, lo que le permitió ir desarrollando sus habilidades, aunque los primeros años no pudo hacer nada, siendo en fechas más recientes me dio cuenta que podía pasar al high line convirtiéndose en una afición que le produce «una sensación adictiva». Explica para localizar los parajes utilizan normalmente mapas o google eart, pero que, en el caso de Alhama, fue Carlos, que reside en Loja y su de madre es alhameña quien les habló de la belleza del cañón del río Alhama. «Después de que nos lo contara unas cien veces vinimos por aquí, previamente contamos con el ayuntamiento al ser un espacio declarado monumento natural por lo que era imprescindible contar con permisos del ayuntamiento y de medio ambiente», añade.

 También que ese primer contacto se produjo en 2019 pero como llegó la pandemia pues se fue retrasando debido a la burocracia, que una vez resuelta les ha permitido realizar «el primer montaje legal al contar con los permisos, lo cual nos abre muchas puertas. Nos permite hacernos más visibles y que dejen de vernos como cuatro locos que caminan sobre cuerdas, lo que hacemos es un deporte muy seguro». Además de lo espectacular que es el cañón de Alhama, también han podido contar con público que igualmente han disfrutado con su actividad y que cada vez que alguno llegaba al Tajo de las Peñas les recibían con aplausos. 

 Entre la decena de highliner que estuvieron en Alhama, la única mujer que pudimos ver en esa jornada fue la austriaca Carol Walz, que nos contó que ingresó hace dos años en la Asociación y que se siente orgullosa de practicarlo en distintos puntos de la provincia. Igualmente nos cuenta que estudia quiromasaje. También que le gusta mucho dibujar y aprovecha para vender sus postales en algunos casos de los sitios del mundo donde ha practicado high line. En la actualidad estudia quiromasaje y aprovecha los fines de semana para practicar este deporte. Por último, además de reiterar su agradecimiento a las personas que cedieron la maquinaria para los anclajes o el terreno donde se colocó una de ellas, destacar que había sido espectacular y que es algo que nunca se ha hecho en Alhama. «Ha puesto cintas para los niños y la gente que se ha acercado la he visto contenta. Es posible que el año que viene vayamos a un evento mundial para que vengan de todo el mundo», añade, aunque para eso es necesario resolver con antelación un par de cuestiones: cómo contar con al menos 30 cintas dobles y dónde alojar a más de un centenar de personas.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Un reportaje de Antonio Arenas.
 


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