Nada nuevo bajo el sol, ni en la sombra, todo resulta de lo más tranquilizadoramente monótono, aburrido incluso.
Pues otro año que no nos ha tocado la lotería de estas fechas, tampoco es que sea raro, la estadística no suele fallar en estas cuestiones, un año más nos deseamos salud, prosperidad, y toda suerte de parabienes los unos a los otros, obviando que hay muchas más semanas al año, cincuenta y dos, en las que es posible compartir buenos sentimientos, copas, comidas y todo lo que solemos compartir cada solsticio de invierno.
Tampoco es nuevo que los optimates aprovechen su poderío antiguo para poner la ascua en su sardina y dejar mudo al populacho. Ya lo hacían en la República de Roma, una de las instituciones más corruptas que hemos conocido los latinos. Y lo continúan haciendo ahora, acallando la voz del Senado, que debería ser la del pueblo. Pero lo que ni siquiera se puede debatir, no se debate y no se vota por mis togas y mis puñetas. Lo de la puñeta no es un palabro feo, en este caso aludo al adorno que en la manga llevan los togados. El Senado ya ha acatado, como no podía ser menos, lo que ha dictado el Constitucional. Y, a tenor de lo que leo aquí y allá, es decir en los diarios que suelo leer cada día para tener información sobre la que poder opinar, la cosa no es menor ni baladí y a mí, que soy "naide", pero que voté al senado, me han tapado la boca. Pero al menos, no me la han partido.
Y ahí están el ejemplo de Cicerón o César que acabaron sus días antes de tiempo a mano airada
Lo cual no era lo habitual en los tiempos del águila del Senado y el Pueblo de Roma, tiempos convulsos y violentos en los cuales se apelaba más al gladio, el pugio, la estaca o incluso a las piedras que a los sosegados argumentos. Y ahí están el ejemplo de Cicerón o César que acabaron sus días antes de tiempo a mano airada. Ahora, por lo menos no se apela a la dialéctica de los puños y las pistolas, desde que los últimos pistoleros de ETA decidieron luchar mediante los cauces legales que las instituciones democráticas ponen al alcance de quienes quieren hacerse oír. A algunos también les gustaría poder legislar, es decir, hacer leyes, debatirlas donde corresponde y, una vez aprobadas hacerlas cumplir. Pero bueno, tampoco nos vamos a poner exquisitos. Bien esta lo que bien acaba, aunque en este caso creo que aún no ha cantado la gorda, con lo cual, la ópera no ha terminado.
Nada nuevo bajo el sol, ni en la sombra, todo resulta de lo más tranquilizadoramente monótono, aburrido incluso. Y eso es lo que yo deseo para toda la gente a la que quiero y a la que no quiero: una vida sin sobresaltos, aburrida y tranquila, sin miedo ni zozobras y en la cual lo peor que te pueda pasar es que te olvides el pin de la tarjeta, y tengas que pagar con efectivo, en la cual si miras al cielo sea para ver si llueve, pero no si va a caer un misil, ningún tipo de misil de ningún país.
...ante un micrófono de esa Radio Alhama, que fue una de las primeras cosas que nos arrebataron
Que la vida os regale largos días con horas para poder llenar de lecturas, de música de amigos, de noches de copas, de sábanas en las que "aún quedan restos de humedad".
Una vida en la cual cuando decidas retirarte de la vida laboral, sea porque, igual que el maestro Serrat, hayas dado todo lo que has podido dar y has obtenido todo lo que apetecías obtener con tu trabajo.
Nada nuevo, como ven, sigo pensando lo mismo y teniendo las mismas apetencias que la primera vez que me enfrenté a un folio en blanco o me puse, con más cara que dotes para eso, ante un micrófono de esa Radio Alhama, que fue una de las primeras cosas que nos arrebataron.
En fin, que la vida os aburra que vosotros ya os ocupareis de divertiros.
Y todo se resume en algo tan simple como vivir y daos cuenta de que vivís. Ya lo dijo Serrat: Hoy puede ser un gran día, duro con él.
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