A Don Salvador, “el catedrático”, se le ha hecho justicia en Cacín


Sí, a don Salvador, don Salvador González García, conocido, respetado y querido por “El catedrático”, se le ha hecho justicia en su querido pueblo natal, Cacín, cuando en el próximo febrero se va a cumplir el cuarto de siglo de su definitiva partida. Quedando su nombre ampliando el de la misma calle Real y dedicándole una placa que habla de méritos y valores en lo que fue su casa y residencia querida y deseada, como cacineño de pro que tanto hizo por el pueblo y por todo aquel paisano que acudió a él y a sus muchas posibilidades por el respeto que le tenían autoridades y máximas representaciones de la capital granadina así como desde  todos los cargos que desempeñó: catedrático en la Universidad, primer teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Granada, presidente durante catorce años en el Patronato de las Escuelas del Ave María, etc.


 La alcaldesa de Cacín, Pepi Ramírez, culminaba la propuesta de hacer justicia con un cacineño que bien le correspondía. En el próximo mes de febrero se cumplirán veinticinco años de su muerte y Cacín no había rendido el tributo permanente que correspondía a su hijo ilustre don Salvador González García. Lo expuso amplia y detalladamente, desde sus primeros estudios, fue relacionando sus muchos méritos académicos hasta el desempeño de importantes cargos en la capital de la provincia y siempre de una forma altruista y sumamente eficaz.

 Fue precisamente un artículo de esta sección de nuestra “Alhama Comunicación”, el publicado el 13 del pasado julio, el que aportó la propuesta y la alcaldesa la llevó al Ayuntamiento Pleno que la aprobó, por cuyo acuerdo se ampliaba la denominación de la calle Real con la dedicación de “Catedrático Salvador González”.

Ambiente previo al acto en la residencia de la familia González en Cacín

 El pasado día 16, con la calle especialmente preparada y con la asistencia de un considerable número de personas, contándose con representantes de distintas instituciones y entidades, así como ocupando la presidencia la señora viuda de don Salvador, María del Carmen Moles Vinuesa, la que tenía a su derecha a la misma alcaldesa de Cacín y a su izquierda a la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, doña Patricia del Pozo, y ocupando sus hijos y esposas y maridos de estos los laterales de la presidencia junto con otras representaciones.

 Tras las palabras de la alcaldesa, quien hizo especial hincapié en los motivos que llevaban a este acto de justicia, recordando también al catedrático y rector de la Universidad de Sevilla, Francisco González García, hermano mayor de Salvador, a quien en su día se le dedicó una plaza de Cacín y se le homenajeó igualmente, y exponiendo la gratitud de los cacineños, se procedió por la misma, acompañada por la Consejera y los hijos mayor y menor, Salvador y Manuel González Moles, tanto al descubrimiento de la nueva placa con el nombre ampliado de la calle así como a la de una bella placa dedicada en la fachada de la que fue su casa y sigue siendo de su esposa e hijos. Todo ello en medio de los calurosos aplausos de los asistentes.

Silverio Gálvez, jefe de protocolo del acto, hizo que todo se desarrollara como debía

Viuda del homenajeado y autoridades en primera fila

 Acto seguido, tuve el honor de pronunciar unas palabras, que enfoque hacia don Salvador por medio de su querida esposa y continuando con referencia a cada uno de los siete hijos que tuvieron, Salvador, María Luisa, Miguel Ángel, María del Carmen, María José, Jaime y Manuel, iniciándolo todo prácticamente desde que se hicieron novios cuanto ella tenía 14 años y 17 él. De ahí se pasó al inicio de la primera de sus carreras y el doctorado hasta culminar ambos grados universitarios con la obtención de la cátedra de Química Inorgánica, con tan sólo 33 años, y ejerciendo esta cátedra universitaria en Santiago de Compostela, Salamanca y  Granada, donde ya permaneció vinculado a la Universidad, también como catedrático emérito, hasta su muerte. Lógicamente recordé a su padre, José González Sánchez, cartero rural amigo del mío, como lo fue el yerno de éste Francisco Jiménez Jiménez, muerto en accidente de tráfico, y que siempre me dio un especial trato en recuerdo de mi padre. No olvidándome, por supuesto, de que él, don Salvador, por Granada y yo por Málaga, como compromisarios de UCD estuvimos en el Congreso de este Partido en Palma de Mallorca en 1981 -cuando Adolfo Suárez presentó su dimisión como presidente del partido- donde don Salvador me distinguió compartiendo charlas y varios momentos conmigo.

Josefa Ramírez, alcaldesa de Cacín, durante su intervención y palabras de bienvenida

 La rectora magnífica de la Universidad de Granada, Pilar Aranda Ramírez, estuvo muy presente a pesar de que no pudo asistir por encontrarse de viaje fuera de Andalucía. Josefa María González Pérez, sobrina y ahijada de don Salvador, catedrática también de Química Inorgánica en la Universidad de Granada, de la que es directora de la Unidad de Becas y Asistencia al Estudiante, fue la encargada de la lectura de la indicada carta en la que, como observara apreciado lector, destaca la figura de don Salvador como catedrático singular y persona excepcional, siendo muy emotivas las palabras que Josefa María dedicó como introducción a la lectura de la misiva.

 Vicente Aspitarte Pérez, delegado de la Junta de Andalucía en Madrid, en sus palabras puso de relieve la importancia de estos acto tanto por la huella que dejan en sus familiares más jóvenes para toda la vida, por ejemplo en relación a su abuelo, así como la mujer de don Salvador, María del Carmen, sin lugar a dudas había tenido mucho que ver ella en la personalidad, labor y logros de don Salvador a lo largo de toda una vida juntos, por lo que, en los reversos de las placas de denominación de la calle así como en la especial que se le dedicaban, por detrás estaba simbólicamente escrito para siempre el nombre de doña María del Carmen Moles Vinuesa.

Josefa Ramírez, alcaldesa de Cacín, durante su intervención

 La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, señalo sobre todo la importancia del acto que se estaba desarrollando, dejando bien patente como, ante todo, era de justicia de un noble pueblo a uno de sus más destacados hijos a lo largo de toda la historia del mismo, así como hizo ver la transcendencia cultural de estos actos de reconocimiento a quienes nos precedieron abriéndonos los caminos de la vida por variadas partes, en la Universidad, en la vida social daría como el Patronato de las Escuelas del Ave María o en el mismo Ayuntamiento de Granada como teniente alcalde delegado, precisamente, de Cultura y consiguiendo metas realmente sorprendentes y que suponen, hoy en día, como el “Auditorio Manuel de Falla”, que se consiguió su proyección, realización y puesta en marcha por don Salvador, así como la recopilación de escritos y composiciones del mismo Manuel de Falla, a lo que dedicó igualmente gran parte de su vida don Salvador fiel admirador de genial músico gaditano que adoraba Granada.

Delegados y alcaldes

 Por parte de la familia, Miguel Ángel González Moles, pronunció unas emotivas palabras en las que, por una parte, agradeció cuantas se habrían pronunciado por cada uno de los intervinientes y además hizo un sentido relato de aspectos y gestos de su padre que eran menos conocidos pero que, indudablemente, como observará el lector al leer esta intervención completa que adjuntamos, nos hacen ver la gran personalidad de don Salvador, su sensibilidad para la ciencia y la cultura en su conjunto, su cualidades de esposo y padre realmente singulares y su amor por su Cacín natal, y sus padres, hermanos y familiares.
 
 Acto seguido la alcaldesa de Cacín dando las gracias a todos, entregó un ramo de flores a doña María del Carmen Moles, igualmente natural de Cacín. Y todo ello, intervención tras intervención, aplaudidas con fuerza por los asistentes, los que luego fueron obsequiados con un vino español en la misma casa de la familia González Moles.

La alcaldesa de Cacín, junto a la delegada de la Junta e hijos mayor y menor del homenajeado descubren la placa de la calle

 Desde aquí, quiero destacar, como lo hicieron varios de los oradores, la buena labor desarrollada por “Alhama Comunicación” y con ello el alma de este medio de comunicación, el buen amigo Juan Cabezas, su director,  en favor de este acto y de su excelente desarrollo, a la par que agradezco a mi buen amigo Silverio Gálvez Moyano la colaboración que en el desarrollo del brillante acto llevo a cabo, especialmente atendiendo la labor de protocolo, en la que es un vocacional maestro.

La alcaldesa de Cacín, junto a la delegada de la Junta e hijos mayor y menor del homenajeado posan junto la placa de la calle

 Al mismo tiempo, felicito a la alcaldesa, Pepi Ramírez, y corporación de Cacín, por haber cumplido con este acto de justicia que le solicitábamos ampliando la denominación de una calle y descubriéndole una placa reconociendo méritos y valores de tan hijo ilustre que quiso y dejó su huella en favor del pueblo y de sus habitantes, poniendo a su disposición y durante toda su vida las posibilidades y relaciones que su personalidad y prestigio personal así como los importantes cargos que desempeño le dio a los más altos niveles de toda la provincia de Granada y en tantos y tan variados aspectos, siempre con generosidad y pensando en prestar sus mejor ayuda y apoyo a quien lo necesitaba.

La placa de la renombrada calle

La alcaldesa de Cacín, junto a la delegada de la Junta e hijos mayor y menor del homenajeado descubren la placa de la casa familiar

La alcaldesa de Cacín, junto a la delegada de la Junta e hijos mayor y menor del homenajeado posan junto la placa de la casa familiar

La placa en la casa de la familia González

Andrés García Maldonado durante su intervención

Andrés García Maldonado durante su intervención


Josefa María González Pérez, sobrina y ahijada de don Salvador, catedrática también de Química Inorgánica en la Universidad de Granada, leyó las palabras enviadas por la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda

Vicente Azpitarte Pérez, delegado de la Junta de Andalucía en Madrid, durante su intervención

 La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, señalo sobre todo la importancia del acto que se estaba desarrollando

 La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, durante su intervención

Por parte de la familia, Miguel Ángel González Moles, pronunció unas emotivas palabras

La alcaldesa de Cacín dando las gracias a todos, entregó un ramo de flores a María del Carmen Moles, igualmente natural de Cacín, y viuda del homenajeado

La que fuera delegada del Gobierno en Andalucía, María Sandra García, también estuvo presente en el acto

Foto de grupo

Con los representantes políticos asistentes

 María del Carmen Moles, viuda del homenajeado, recibió una réplica de la placa descubierta en la calle

De izquierda a derecha, María Sandra García, Josefa Ramírez -alcaldesa de Cacín-, Silverio Gálvez -jefe de protocolo-, Ana Belén Fernández -alcaldesa de Fornes, Isauro González -exalcalde de Cacín- y Andrés García Maldonado durante la recepción y ágape preparado por la familia del homenajeado en la casa familiar de los González-Moles

 
Palabras de la alcaldesa en el homenaje de Cacín al Don Salvador González García


 Ante todo, en nombre de la Corporación Municipal de Cacín y en el mío propio como alcaldesa, la más cordial bienvenida para homenajear a uno de nuestros ilustres hijos, don Salvador González García, un cacineño que está, a pesar de que se va a cumplir un cuarto de siglo de su muerte, esta presente en nuestro pueblo.

 Una de las virtudes esenciales y más significadoras de pueblos y personas es el ser agradecidos y saber reconocer a aquellas personas o instituciones que, de alguna forma, se entregaron o entregan en favor del progreso de los mismos en todos sus ordenes.

 En su día, la villa y ciudadanos de Cacín, por ejemplo apropiado al caso que nos ocupa, supo reconocer y destacar a su ilustre hijo Don Francisco González García, catedrático de Universidad y eminencia intelectual a niveles nacionales e internacionales, así como uno de los rectores magníficos de la Universidad de Sevilla más destacados en sus siglos de historia, con el nombramiento de Hijo Predilecto de esta población así como con la dedicación de la Plaza que desde entonces lleva su nombre.

 Don Francisco González Sánchez y en especial, los que tuvieron la suerte y honor de conocerle y tratarlo, el Excmo. Sr. DON SALVADOR GONZÁLEZ GARCÍA, y como bien nos ha expuesto nuestra publicación “Alhama Comarcal”, tan excelentemente dirigida por don Juan Cabezas Moreno y alma de toda esta comarca, en su sección “Volviendo al ayer” el periodista alhameño, Primer Hijo Predilecto de la ciudad de Alhama y tantas cosas más, don Andrés García Maldonado, la única persona que conozco que en vida tiene calles y avenidas dedicadas, en su Alhama, en su Málaga, en su Rincón de la Victoria, quien con su artículo se ha llevado a cabo el reconocimiento hacia don Salvador.

 Así hemos considerado oportuno llevar la propuesta de homenaje al pleno de este Ayuntamiento, quien la aprobó y ahora nosotros la cumplimos.

 Nacido en Cacín y realizando los primeros cursos del Bachillerato aquí mismo, partiría aún niño para las Escuelas del Ave María y efectuó todos sus estudios con matrícula de honor y siguiéndole la carrera de Licenciado y Doctor en Ciencias y, concretamente, en Química Inorgánica, con Premio Nacional Extraordinario, para con treinta y tres años obtener la Cátedra de Química Inorgánica, desempeñándola en distintas Universidades Españolas de verdadero rango y tradición universitaria, alcanzando prestigio científico nacional así como en congresos, convenciones y seminarios internacionales.

 Asimismo y a la par, ya catedrático en Granada, desempeñó y durante toda su vida importantes cargos desde los que prestó su mejor entrega a favor de una sociedad mejor para todos, como la primera tenencia de alcaldía de su Excmo. Ayuntamiento, realizando una sorprendente labor cultural como la construcción y funcionamiento del “Auditorio Manuel de Falla”, o como, entre otros cargos, la presidencia del Patronato de las Escuelas del Ave María desde donde realizó tan sorprendente labor social y educativa en beneficio de miles de chiquillos de toda la provincia, así como paisanos suyos de Cacín, y otras entregas y actividades que supusieron beneficio para la sociedad en general y los valores universitarios, académicos y sociales en particular.

 Se licenció en Farmacia y su labor fue igualmente transcendental, llegando a ser elegido Académico de Número de la Academia Iberoamericana de Farmacia.

 A pesar y gracias al prestigio y posición alcanzados en la capital de Granada y otras andaluzas, jamás dejó de estar vinculado a su Cacín natal, donde mantuvo casa en pie y siempre dispuesta para pasar aquí todas las horas, días y semanas que le eran posible, junto con su esposa, también cacineña, doña María del Carmen Moles Vinuesa, y siete hijos. A los que inculcó su afecto a este pueblo y a sus habitantes.

 Así, jamás dejó de llevar a cabo y luchar cuanto le fue posible por Cacín y toda clase de realizaciones que dependiesen de autoridades de la capital, ni de prestar la ayuda que le fue posible a aquellos paisanos que a él acudieron en busca de apoyo, trabajo o cualquier otra cosa que estuviese en su mano. Proyectos de todo tipo, ahí está el “coto social” que sigue en pie y al alcance de todos los vecinos de este pueblo.

 Creo que, siguiendo el amplio reportaje efectuado por don Andrés García Maldonado, conocemos mas en detalle su trayectoria, valor de humanidad y ciencia de este pueblo proyectado a niveles nacionales.

 Por tanto hoy se le hace este reconocimiento, y se aprueba brindarle como pueblo bien nacido que es Cacín y sus habitantes:

Primero.- La ampliación de la denominación de la Calle Real, que oficialmente pasa a denominarse REAL CATEDRÁTICO SALVADOR GONZÁLEZ.

Y segundo.- Dedicación de una placa en la misma fachada de la casa que fue la suya y sigue siendo de su esposa e hijos, para constancia y recuerdo de las generaciones presentes y futuras.

Agradezco la presencia de todos los familiares de don Salvador, de la Excma. Señora Consejera, autoridades y alcaldes de nuestra comarca, así como la colaboración recibida por parte de compañeros de la comarca y a Silverio Gálvez Moyano por la entrega prestada, a “Alhama Comunicación” y medios informativos que se han interesado por este acto y a mis paisanos y personas aquí presentes, y en especial a Don Andrés García Maldonado, alhameño y natural de nuestra comarca siendo un verdadero honor, que se ha entregado para que todo esto sea lo mejor posible y que ahora después nos dedicará unas palabras.

 Ahora ruego a la Srª. Consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, así como a los hijos mayor y menor de don Salvador, don Salvador y don Manuel, que nos acompañen al descubrimiento de placas.

Muchas gracias a todos

 
 
 
Palabras de Andrés García Maldonado


Srª. Alcaldesa de Cacín,
Srª. Consejera de Cultura y Patrimonio Histórico,
Sr. Delegado Territorial de Fomento e Infraestructuras y Cultura y Patrimonio Histórico,
Sres. Miembros de la Corporación Municipal de Cacín,
Sr. Representante de la Junta de Andalucía en Madrid,
Sr. Alcalde de Alhama,
Señoras Señores,
Sres. Salvador, María Luisa, Miguel Ángel, María del Carmen, María José, Jaime y Manuel González Moles.

SRA Dª. MARÍA DEL CARMEN MOLES DE GONZÁLEZ:

 El tiempo ha continuado arando sus surcos, más los años vividos, especialmente los de la niñez y primeros de la juventud, siguen proyectando una gracia verde y florida en el espíritu.

 Nuevamente, tras tantos años y toda una vida llena de amor y cariño desde que era muy joven, ha vuelto a su Cacín natal pasando el puente que les llenaba de dicha cuando era para reencontrarse aquí y les entristecía cuando era para alejarse el uno del otro en sus años de noviazgo.

 Él nació en agosto de 1926, en la plaza que con los años llevaría el nombre de su hermano, uno de los rectores de la Hispalense más reconocidos de sus más de cinco siglos de historia, y usted en julio de1929, en el Paseo de la Iglesia. Y con tan sólo 17 y 14 años, cada uno, eran tales sus amores, que se comprometieron para toda una vida. Él con su joven edad era ya una persona reconocida por su valía humana e intelectual, usted con sus jóvenes años era igualmente querida y apreciada por su calidad humana y simpatía. Sin lugar a dudas tal para cual.

 Los padres de ambos, Francisco González Sánchez y Josefa García García, por su parte, y Manuel Moles Peregrina y Josefa Vinuesa Moles, siempre recordados, eran todos nacidos en Cacín.

 Vinieron los años de los anhelos y las esperas, él continuando sus estudios en Granada, donde los efectuaba desde los 12 años cuando se integró en las Escuelas del Ave María y donde obtuvo en todo el Bachillerato matriculas de honor, e iniciando su carrera universitaria, al año siguiente de hacerse novios, con más matrículas de honor en la totalidad de las asignaturas y premios extraordinarios de fin de carrera.

 Usted comprendiendo las esperas y animándole en todo, siendo acicate e impulso para su fructífero caminar.

 Observando como él jamás, jamás, olvidó a sus seres queridos: a su madre la que sintió partir cuando tenía 7 años él, dejándole huérfano con cinco hermanos más, a su hermano Antonio que partió con 14 años y él 10, o desde niño el no olvidar y sufrir la injusta muerte, por fusilamiento, de aquel buen profesor que tuvo de niño, don Antonio, quien en la fratricida guerra española fue condenado sin causa alguna. Puede que también de ahí, le viniese ese sentido de lo justo y ese pleno rechazo de don Salvador a las injusticias.

 Así llegó, Doña María del Carmen, tras la separación de meses y meses por su estancia en Alemania becado por el Estado y otras exigencias y entregas de sus trabajos universitarios, aquella bendita boda el 17 de octubre de 1954, de lo que se cumplen exactamente mañana 67 años, en la iglesia cacineña.

 Llegó el momento del caminar juntos por la vida y afrontar cuanto se pusiese por delante.

 Marchan a Sevilla, él como profesor, preparando doctorado y consiguiendo el premio extraordinario nacional, vino su hijo Salvador, en febrero del 1958, y antes de que se llegara a los dos años, en marzo del 1960, nace María Luisa, Marisa,

 La cátedra universitaria de Química Inorgánica, alcanzada con todos los méritos, a los 33 años, les llevan a Santiago de Compostela. Trece mese después apareció Miguel Ángel, en abril del1961, compostelano de nacimiento, andaluz de vocación y universal de sentimiento, como sus seis hermanos, por su sangre y por la de don Salvador, doña María del Carmen.

 Cuando pasa a la cátedra de Salamanca, donde permanecieron seis años, hasta 1967, y fueron inolvidables para el matrimonio, pues, si Santiago ya era una bella ciudad donde estar, la de Salamanca lo era para vivir y, más aún, por un abolengo universitario que iba más con la de Granada y sus grandezas intelectuales, además de la hospitalidad y acogida de tan buenos amigos salmantinos. En esos años, en la Salamanca Universal, nacen María del Carmen, en junio de 1965, y María José, en septiembre del 1967.

 La anhelada vuelta a la querida Granada por los dos, donde ya es definitivo el ejerció de la Cátedra, hasta su misma muerte, combinando lo puestos públicos en los que dejó huella como Ayuntamiento de Granada y Patronato del Ave María.

 Ya en nuestra Granada, desempeñando la cátedra y siendo protector de las Escuelas del Ave María, pagando con nobleza la enseñanza recibida en las mis mas desde su niñez, nace Jaime en septiembre del 1970.

 Y el benjamín de la familia, Manuel, viene a esta bella Granada , al igual que los dos hermanos que le preceden, en uno de los meses en los que sus encantos sobresalen más, en septiembre de1975, siguiendo en el desempeño de la primera tenencia de alcaldía del Ayuntamiento de la capital granadina, junto, ¿Cómo no?, con la concejalía de Cultura. Cuando, entre tan excelente labor y entrega, don Salvador consigue el que se proyecte, construya y ponga en marcha hasta dirigiendo la gestión él, sin recibir absolutamente nada por ello, el maravilloso Auditórium Manuel de Falla en los Jardines del Generalife, a la par que sigue su labor como presidente del Patronato de las Escuelas ayudando a todos y dándole un ejemplar impulso.

 Y no dejando jamás de estar ambos vinculados a Cacín, él hasta convirtiéndose en labrador en sus tiempos libres gestionando la finca familiar y viendo llegar a sus nietos. Siendo hoy ya veinte los que tienen.

 No puedo emocionalmente de tener aquí presente a su suegro, el amigo de mi padre, que iba por la Estafeta de Correos de Alhama y quien fue todo un ejemplo, don Francisco González Sánchez, como personalmente tampoco olvido a Francisco Jiménez Jiménez, su cuñado, que sucedió a su suegro en la función postal de Cacín, al tratarle varios años antes de los diez en la misma Estafeta de Correos de Alhama y otros después como buen conocido y persona, impactándome su muerte por lamentable accidente de tráfico.

 Doña María del Carmen , tampoco puedo olvidar una noche, deliciosa , en la que ambos, junto al mar Mediterráneo, en tierra de Palma de Mallorca, tras emitir nuestros respectivos votos, para la presidencia de quien sucedía a l admirado por ambos Adolfo Suarez, me concedió el honor de dar un paseo con algunos amigos más andaluces y me recordó que recordaba a mi padre, como persona querida en su casa y al que, como comprobé después en fotos, en el homenaje que se le rindió a su cuñado en el 56 o 57, se le puso entre ambos en la cabecera de aquél acto.

 Así, como bien sabe mi ya buen amigo Miguel Ángel, aquí, estimada Alcaldesa a la que felicito de corazón por haber hecho en este pueblo la justicia que hoy ha llevado a cabo, hay más, mucho más, que mi disposición siempre abierta a todos y cada uno de los pueblos de nuestra comarca, comenzando por mi querida Alhama, se dan lazos emocionales y profundos manteniéndose en lo mejor de los recuerdos desde hace más de sesenta años.

 Muchas gracias doña María del Carmen por su atención, y por saber que en el espíritu y los corazones las personas comienzan a vivir su primera eternidad, así que don Salvador está aquí con todos nosotros, comenzando por usted y sus hijos.


 

 
Palabras enviadas por Pilar Aranda, Rectora de la Universidad de Granada


Señora Consejera
Estimada alcaldesa,
Estimadas autoridades
Querido Miguel Ángel y familia
Queridos cacineños y cacineñas

 Mis primeras palabras han de ser de disculpa por no poder acompañaros personalmente en este acto tan entrañable. Un compromiso previo me trae hoy a tierras salmantinas y me impide acompañaros en una mañana tan emocionante como la que estoy segura estáis viviendo.

 Hace 25 años que mi profesor, nuestro catedrático Salvador González, nos dejó. Y hace algunos más, en los últimos años de la década de los 70, Salvador González fue profesor mío, de Química Inorgánica, en la Facultad de Farmacia de nuestra querida Universidad de Granada. Es inevitable ahora recordar su pasión por los complejos y también sus magníficos y afamados apuntes encuadernados en rojo. Como estudiante, don Salvador me inspiraba respeto aunque ahora, con el tiempo, reconozco que más por mi juventud que por otra cosa. Don Salvador siempre fue un profesor de buen trato y cercanía.

 Con el tiempo, al convertirme en profesora de la Facultad de Farmacia, nuestra relación fue más cotidiana y siempre tuvimos un buen entendimiento. Salvador González fue un hombre entregado a la docencia y a la investigación, como también lo fue a la cultura y a la política.

 En definitiva, Salvador González siempre fue un hombre comprometido con la sociedad de su tiempo. Estudió el bachillerato, becado, en las Escuelas del Ave María de Granada y siempre consideró un deber devolver a la sociedad, de una manera u otra, esa beca para, además, asegurarse de que la función social no se perdía. Por ello presidió sin contraprestación económica alguna y durante 14 años el Patronato de las Escuelas del Ave María.

 Quiero reconocer también el trabajo de nuestro querido catedrático en el ámbito de la política, especialmente en el ámbito de la cultura. Algunas de sus obras son fundamentales en el mundo cultural de la ciudad de Granada aún hoy y, sin duda, se han convertido en imprescindibles porque sin ellas no se entiende la ciudad y su importancia cultural. Es el caso del Auditorio Manuel de Falla, que puso en marcha y de cuya programación fue responsable durante algunos años. También tuvo un papel relevante en el estudio sobre Manuel de Falla, al interesarse por él y fomentar la investigación sobre su obra y su vida.

 Don Salvador González representa lo mejor de nuestra universidad y, en definitiva, de nuestra tierra. Un hombre comprometido con sus estudiantes, con su universidad y con su pueblo y su provincia.

 Envío esta mañana un abrazo muy fuerte a su familia, especialmente a su hijo y catedrático Miguel Ángel, y quiero hacerlo extensible a sus paisanos y paisanas de Cacín, su pueblo, que tanto quiso y por el que tanto hizo.

Pilar Aranda Ramírez
Rectora de la Universidad de Granada
 
 

 
Palabras de Miguel Ángel González Moles, hijo de Don Salvador, en nombre de la familia


 Buenas tardes, intervengo en este acto de homenaje a mi padre, Salvador González García, como representante y portavoz de mi madre María del Carmen Moles Vinuesa, de mis 6 hermanos y del resto de la familia, para mostrar nuestra gratitud a la corporación municipal de Cacín, especialmente en la persona de su Alcaldesa D.ª Josefa Ramírez Ramírez, por el inmenso honor que le ha brindado a mi familia al poner el nombre de mi padre a la calle más relevante de nuestro pueblo, así como por haber colocado esta placa en reconocimiento a sus méritos personales. Debo agradecer también profundamente el apoyo que esta iniciativa ha recibido del gobierno de la JA representado aquí por la Consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Excma. Sra. D. ª Patricia del Pozo García, por el Delegado de la Junta de Andalucía en Madrid, Excmo. Sr D. Vicente Azpitarte Pérez y por el Delegado Territorial de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico en Granada, el Excmo. Sr D. Antonio Granados. También expreso mi gratitud a la Rectora Magnifica de la Universidad de Granada Dª Pilar Aranda, por haber estado presente en este acto representada por la Ilma. Sra. D. ª Josefa María González Pérez. Debo resaltar nuestro más emocionado agradecimiento al Excmo. Sr D. Andrés García Maldonado, Académico de la Real Academia de bellas artes de Málaga y de Granada, e Hijo predilecto de Alhama por haber sido el promotor de este reconocimiento. Finalmente quisiera agradecer también la asistencia de todos ustedes -familiares, colaboradores y discípulos universitarios, amigos y vecinos de Cacín- ya que para nuestra familia su presencia aquí significa que la memoria de mi padre persiste en su recuerdo y en sus corazones.

 Mis hermanos me han otorgado con gran generosidad el privilegio de representarlos en este acto, lo que supone para mí un gran orgullo y una gran responsabilidad. Yo quisiera aprovechar la oportunidad que me han brindado para esbozar y recordar algunos de los rasgos de la personalidad de mi padre, especialmente los que atañen a aquellas facetas más íntimas y personales que, aun siendo conocidas por muchos de los presentes, no se hacen tan evidentes en una exposición más formal de su curriculum vitae. Los que conocisteis a mi padre estaréis de acuerdo conmigo en que él era un hombre muy inteligente, culto, autoexigente y riguroso, trabajador incansable, serio y de carácter potente, a la par que bromista y divertido, generoso, cariñoso aunque sin excesos, honrado, creyente, sencillo y, en resumen, un hombre bueno. Así era nuestro padre. Todas estas características provenían de la genética que heredó y de la educación que recibió. Mi abuelo Francisco fue sin duda el salvador de nuestra familia. Él, por su inteligencia excepcional, se percató de que la educación era la única herramienta que podía redimir a nuestra familia de las extraordinarias limitaciones que impone la incultura al desarrollo de las personas, y con una determinación férrea promovió que sus tres hijos varones recibieran la formación necesaria para alcanzar las cotas intelectuales que todos ellos desarrollaron. Imagínense la determinación de aquel hombre, que sin recursos económicos, viudo, con 7 hijos, en un pueblo pobre, casi feudal, en los años 20 del siglo pasado, decide que su hijo mayor, Francisco González García, tiene que estudiar; y lo más difícil, encuentra a través de las Escuelas del Ave María la forma de llevar a cabo su propósito. Mi tío Francisco González fue una persona absolutamente excepcional, única diría yo, que colmó a su padre de satisfacciones y que fue referente absoluto para mi padre y para toda la familia. Todos nosotros hemos llevado impreso en nuestra conciencia, que era la figura de mi Tío Paco a la que teníamos que imitar. Él guio con su ejemplo y a través de un seguimiento estrecho la formación de mi padre y de mi tío Juan Miguel –hombre que también nos dio ejemplos permanentes de honradez extrema y trabajo incansable y responsable-. Quiero aquí tener también un recuerdo para las tres hermanas de mi padre, mis tías Rosario, Encarnita y Ángeles, quienes aunque no gozaron de las mismas oportunidades educativas que tuvieron sus hermanos, en aquel ambiente familiar entendieron la transcendencia de la educación y la cultura, y procuraron a sus hijos las máximas oportunidades en este sentido.

 Algunas otras características de la personalidad de mi padre se forjaron como consecuencia de la dureza que imponían las condiciones de vida de aquella época. Como he comentado, la familia de mi padre no tenía recursos económicos más allá de los imprescindibles para la propia subsistencia familiar. Ese hecho obligó a que los gastos de su formación tuvieran que provenir de las subvenciones que el Estado Español y el Ave María destinaban para ello; es decir, para estudiar tenías que estar becado. Como ustedes pueden imaginar, la condiciones para la concesión de una beca y, sobre todo, para su mantenimiento a lo largo de los años de formación de un estudiante no eran tan apacibles como ahora; para mantener tu beca no solo no podías suspender sino que tenías que sacar buenas notas, de lo contrario se perdía la beca y había que volver a Cacín a trabajar en el campo. Pero en eso mi padre nunca tuvo problema, siempre obtuvo la máxima nota en todo lo que hizo. Nosotros hemos tenido conocimiento recientemente de las calificaciones de mi padre en su formación primaria en el Avemaría. La verdad es que fue emocionante para nosotros comprobar el pundonor que tenía aquel niño de poco más de 7 años, huérfano de madre, que en un ambiente, como pueden imaginar, anímicamente hostil fue capaz de llenar su cartilla de notas de sobresalientes y matrículas de honor; y ese pundonor lo acompaño toda su vida, y así, en todas las asignaturas de su carrera de Química obtuvo matrícula de honor, obtuvo así mismo el nº 1 en la oposición nacional a Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y fue catedrático de Universidad con 33 años. Todo ello lo consiguió con su rigor, autoexigencia, trabajo incansable, inteligencia por supuesto, y por el enorme respeto que le tenía a su padre al que le devolvió con creces todas las oportunidades que le brindó y al que no defraudó jamás. Nosotros, desde niños también percibimos en mi padre estas condiciones, y con mayor o menor acierto, las quisimos imitar; mejor dicho, las tuvimos que imitar. En mi casa no se jugaba con las cosas del estudio, mi padre era exigente con nosotros en ese aspecto. Lo que cada uno de nosotros podía rendir según sus posibilidades lo tenía que rendir. Él por supuesto siempre estuvo dispuesto a ayudarnos en esto.

 A nosotros nos sorprendía el conocimiento profundo que mi padre tenía de todas las materias que estudiábamos. Por supuesto, las matemáticas, la física y la química las dominaba a la perfección. Pero también recordaba a la perfección el latín, la historia y la geografía española, la literatura española, y la poesía, que recitaba de memoria y con un gusto exquisito; muchas de las poesías que yo conozco me las enseño mi padre, –recuerdo que con el poema el Piyayo nos hacía llorar. Esa cultura enorme que mi padre tenía la adquirió estudiando, estudiando mucho, con exigencia y sin concesiones, como hay que estudiar.

 Como he comentado con anterioridad, la dureza de las condiciones de la vida que le toco vivir, también tuvieron otras consecuencias añadidas que igualmente moldearon su personalidad. Una de ellas, digna de señalar a mi modo de ver, fue que en casa había que ayudar; las matrículas de honor no eximían de trabajar en el campo; en vacaciones los varones estudiantes tenían que trabajar ayudando a mi abuelo, y eso hizo que aquellos adolescentes apreciaran la dureza del trabajo en el campo y el esfuerzo que realizaba su padre, al tiempo que aprendían los artes de la labranza. Era sorprendente y emocionante para nosotros comprobar el ardid con el que aquel prestigioso y sesudo catedrático de Universidad manejaba la hoz o la azada. De alguna manera, aquello también lo ligó permanentemente a la tierra y a su pueblo, una característica de los hombres nobles, es decir no olvidar y mucho menos renegar de sus orígenes y raíces. Efectivamente, nuestro padre siempre estuvo ligado a su pueblo y al campo y la naturaleza. Todo el tiempo de ocio lo dedicaba a Cacín, todos los fines de semana y las vacaciones las pasábamos en Cacín como niños libres y liberados de los rigores que imponía la educación que nuestros padres nos dieron en nuestra vida cotidiana en Granada. En Cacín era diferente, libertad plena para ir de aquí para allá por los campos de nuestro pueblo, por aquel bosque de interminables alamedas surcadas por este río que forma parte de nuestra vida. Mis padres entendieron esa libertad concedida como algo necesario para nuestra formación -muchas veces le oí decir que todos los niños deberían tener un pueblo-.

 El amor que mi padre tenía por Cacín lo manifestó siempre, y siempre procuró que en la medida de sus posibilidades su pueblo mejorara y se beneficiara de su posición y su influencia, que en algunos momentos de su vida fue mucha. Este pueblo, que Alcaldesa debo decir que ha mejorado mucho con su gestión, no siempre fue así. Yo lo recuerdo en mi niñez sin saneamientos, sin un alumbrado público decente, sin pavimentos y muy mal comunicado. Algunas de esas carencias, el saneamiento y la pavimentación por ejemplo, fueron entonces suplidas por la influencia de mi padre. Es justo reconocerlo. En los tiempos en los que desempeñó el cargo de concejal de cultura del Ayuntamiento de Granada, mantenía una estrecha amistad con el entonces presidente de la Diputación de Granada, D. Pascual Pascual Recuero, quien en un momento determinado y en tono jocoso y de amistad, le recriminó diciéndole: “Salvador, por favor, no me pides más cosas para Cacín”.

 Como digo, mi padre nunca olvidó sus orígenes humildes, y como consecuencia de ello siempre reconoció el valor inherente a la persona con independencia del estrato social al que perteneciera, de su formación o de sus orígenes. Mi padre era una persona que sabía y se esforzaba en escuchar, y en todo caso, la atención prestada era mayor aun si el interlocutor era una persona humilde. Una anécdota curiosa que refleja esto que digo, y que me permito contar brevemente, se produjo cuando su amigo Antonio García Bastida, Medico de Arenas de Rey, pueblo vecino a Cacín, le presentó a un hombre humilde que se ganaba la vida recolectando la miel silvestre de los panales que había en los Tajos del Rio de Cacín. Para ello aquel hombre se descolgaba atado a unas cuerdas, al modo que lo hacen los recolectores de miel en Nepal, desde una altura muy considerable y con gran peligro. A mi padre, hombre curioso por naturaleza, le interesó aquello muchísimo, le prestó gran atención a aquella persona a la que preguntó muchas cosas sobre su trabajo. Tal fue el interés que mi padre puso en aquello que en un momento de la conversación el recolector de miel le dijo que tuviera en cuenta que si estaba pensando en dedicarse a recoger miel, aquello ya no daba dinero.

 Con estas palabras he querido recordar y evidenciar aquí cómo se forjó la personalidad de mi padre y cómo ese carácter influyó en nuestras vidas y en nuestra formación. Su bondad y su compromiso con una vida honrada y comprometida en el sentido más amplio de la palabra ha sido para nosotros un ejemplo permanente. En cada uno de mis hermanos reconozco a mi padre, mis hermanos son muy buenas personas, muy cumplidores y honrados, todos ellos consideran a la familia como la institución más valiosa que tiene el ser humano, insustituible por ningún otro tipo de organización social e imprescindible para promover el desarrollo de las personas. La mayor fortuna que tiene un ser humano es nacer en una buena familia. Nosotros la hemos tenido y ello ha sido trascendente en nuestras vidas. Hemos tenido una inmensa suerte al tener a nuestro padre del que nos sentimos orgullosos y al que recordamos permanentemente. Hemos tenido una inmensa suerte al tener a nuestra madre que sigue con nosotros en perfecto estado y que ha consagrado su vida a cuidar de sus hijos y de mi padre, al que quiso con toda su alma. Siendo mi padre de excepcional trascendencia para nosotros, mi madre ha sido la mayor responsable de nuestra felicidad de niños y de adultos, y por supuesto la mayor responsable de la vida feliz que tuvo mi padre desde que la conoció.

 Muchas gracias Alcaldesa y muchas gracias Andrés por el privilegio que nos han concedido.

Miguel Ángel González Moles
Catedrático de Universidad
Hijo de D. Salvador González García

 





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