En esta pobre, pero masificada, feria de septiembre que acabamos de pasar, y aunque ya no nos sorprenda prácticamente nada de la pobreza política de quienes rigen los destinos temporales de Alhama, el hecho de que el “programa de feria” se “alimentara”, no de uno, si no de dos homenajes a la mujer, siempre temerosos de su objetivo si no se les da el enfoque adecuado, nos hacen sonrojarnos a los que sí nos importa Alhama, y por ende su historia, cultura, patrimonio y, claro está, su futuro.
Vaya por delante que no seré yo quien no se solidarice con cualquier homenaje a la mujer hasta conseguida su total igualdad en todos los ámbitos, sea el laboral, el social y el de más importancia; el de la mentalidad, sobre todo ahora que algunos quieren recorrer el sentido contrario. Pero el meter esto como programación de feria creo que devalúa el sentido en sí mismo, y si a eso le añadimos las cuestiones específicas de cada uno de ellos el ridículo está servido.
Nos vamos con el primero, el del día 9 de septiembre de 2021, la placa de “reconocimiento” que se descubrió en la fachada de la antigua cárcel, hoy convertida en centro de interpretación
Aparte de ser el exponente de la política populista el querer “quedar bien con todo el mundo”, generalizando en todas las mujeres (que las hay incluso en contra de la igualdad), no es otra cosa que la ley del “mínimo esfuerzo” y la simpleza de quien no tiene otros argumentos, pero aquí con el agravante de su ortografía cateta y poco digna; ¿desde cuando se le ha cambiado el nombre a Alhama por “Jama” o “Ajama” para que el gentilicio femenino sea “jameñas”? Bien es cierto que, en nuestro argot, o lenguaje coloquial se utiliza, y a ningún alhameño le sorprende y ni tan siquiera se para en el detalle, como también utilizamos tacos o palabras malsonantes en nuestro vocabulario habitual, y no es que eso concretamente lo sea, ni mucho menos, pero de ahí a darle rango de grabación postrera va un trecho, ni tan siquiera el efímero programa de fiestas se atrevió a recogerlo de esta manera, escribiéndolo correctamente como puede comprobarse en el mismo.
Nos vamos con el primero, el del día 9 de septiembre de 2021, la placa de “reconocimiento” que se descubrió en la fachada de la antigua cárcel, hoy convertida en centro de interpretación
Aparte de ser el exponente de la política populista el querer “quedar bien con todo el mundo”, generalizando en todas las mujeres (que las hay incluso en contra de la igualdad), no es otra cosa que la ley del “mínimo esfuerzo” y la simpleza de quien no tiene otros argumentos, pero aquí con el agravante de su ortografía cateta y poco digna; ¿desde cuando se le ha cambiado el nombre a Alhama por “Jama” o “Ajama” para que el gentilicio femenino sea “jameñas”? Bien es cierto que, en nuestro argot, o lenguaje coloquial se utiliza, y a ningún alhameño le sorprende y ni tan siquiera se para en el detalle, como también utilizamos tacos o palabras malsonantes en nuestro vocabulario habitual, y no es que eso concretamente lo sea, ni mucho menos, pero de ahí a darle rango de grabación postrera va un trecho, ni tan siquiera el efímero programa de fiestas se atrevió a recogerlo de esta manera, escribiéndolo correctamente como puede comprobarse en el mismo.
Los “premios” a la igualdad
Ahora nos pasamos a los “premios” del día 10 de septiembre de 2021, de los que todavía no se ha dado a conocer, y por tanto no sabemos el nombre del jurado, el que le otorgó el de mujer más longeva a quien no era (y ojo, no es porque no lo mereciera), ni sabemos los componentes de ese jurado que resolvió que AMAL (Asociación de Mujeres de Alhama) se mereciera un “segundo” y OCARAMA un “tercero”, y que tratándose en estos dos últimos casos de dos asociaciones, se le diera una insignia o pin (¿quién se la pone, se la van turnando?), en lugar de una placa para lucirla en sus respectivos centros o sedes, ¡ah! que a veces no me entero, que le dieron una cartulina, vale.
Ahora nos pasamos a los “premios” del día 10 de septiembre de 2021, de los que todavía no se ha dado a conocer, y por tanto no sabemos el nombre del jurado, el que le otorgó el de mujer más longeva a quien no era (y ojo, no es porque no lo mereciera), ni sabemos los componentes de ese jurado que resolvió que AMAL (Asociación de Mujeres de Alhama) se mereciera un “segundo” y OCARAMA un “tercero”, y que tratándose en estos dos últimos casos de dos asociaciones, se le diera una insignia o pin (¿quién se la pone, se la van turnando?), en lugar de una placa para lucirla en sus respectivos centros o sedes, ¡ah! que a veces no me entero, que le dieron una cartulina, vale.
Unos "premios" fuera de lugar, pero unos homenajes, o reconocimientos bien merecidos, como ya escribí en otra ocasión, y, es que a veces dan miedo los “premios” y “homenajes” según de donde provengan o quien los organice.
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