No, si yo te entiendo


 Pero trata de entenderme tú a mí.

 Entiendo que el color de mi piel, o de mi pelo, o mi acento te incomoden y que me percibas como a un extraño, como a alguien peligroso que viene a poner en peligro tu vida, o a intentar quitarte tu trabajo. Soy distinto a ti, eso es algo evidente. Hablo otro idioma, tengo otras costumbres, otra religión, puede que incluso no me guste la comida que a ti te encanta. Todo eso es cierto.

 Pero cuando huyo de un país miserable, gobernado por corruptos miserables, cuando pongo mi vida y la de mis hijos en manos de mafias, cuando me arriesgo a llegar a nado a tu país, lo único que busco es ser como tú. O intentar vivir como tú conservando mis costumbres, mi religión y mi cultura. Pero comiendo cada día; pero teniendo acceso a una sanidad de la que tu te quejas, pero que para mí es sencillamente increíble; quiero que mis hijos estudien junto a los tuyos para que algún día puedan escribir libros en español, catalán, árabe o amazigh, Por poner un ejemplo, Quiero que mis hijos y mis hijas vivan en un país en el que puedan decidir sobre su cuerpo, su vida, su sexualidad, su religión o su falta de religión sin más trabas que las de “el qué dirán”. No me importa lo que pienses de mí, Me importa lo que la la ley diga. Pero no más.

No quiero caerte bien, no quiero ni tu caridad ni tu conmiseración. Pero me gustaría tu empatía. Que una vez intentaras sentir lo que se siente al vivir en la absoluta miseria o falta de libertad. O en medio de una guerra...
 Y sí, quiero tener una vivienda digna, o poder tener el derecho a comprarme una vivienda digna con mi trabajo digno y dignamente remunerado. Y sí, quiero poder vestir como me plazca sin que a ti te guste. Y suscribirme a la televisión digital. Ir al supermercado a llenar la nevera una vez a la semana. Y que me respetes. No quiero caerte bien, no quiero ni tu caridad ni tu conmiseración. Pero me gustaría tu empatía. Que una vez intentaras sentir lo que se siente al vivir en la absoluta miseria o falta de libertad. O en medio de una guerra, de esas que tus gobiernos llevan a nuestros países, en nuestro bien. Siempre es para defendernos a nosotros, que no os lo hemos pedido. Que por una vez trates de sentir lo que es no poder darles a tus hijos lo más básico porque estás en un campo de refugiados en mitad de ningún sitio. Porque a los gobernantes de vuestros países no les gusta nuestro presidente, por ejemplo,

 Sí, soy muy distinto a ti. Pero mis necesidades, mis sueños, mis ilusiones no son tan distintos de los tus padres cuando se fueron a Cataluña, o a Suiza. Vivir dignamente. No quiero otra cosa que eso: Vivir dignamente y con todas las comodidades que tú disfrutas. Con libertad. En un país en el que pueda criticar, como haces tú a diario, a los gobiernos y los políticos sin miedo a que me ahorquen. O me decapiten. En el cual, en definitiva, pueda tener lo que tú tienes sin tener que ser tú.

No quiero quitarte tu país, ni renuncio al mío. A que alguna vez, mis hijos, o mis nietos puedan regresar, si lo desean al lugar donde nacieron sus padres o abuelos.
 Si, ya sé que vas a decirme que este es tu país, porque has nacido en él. No quiero quitarte tu país, ni renuncio al mío. A que alguna vez, mis hijos, o mis nietos puedan regresar, si lo desean al lugar donde nacieron sus padres o abuelos. Pero para eso será necesario que cambien muchas cosas.

 Vamos a empezar ahora a cambiarlas. Deja que esos niños puedan ser médicos, ingenieros, maestros; deja que aprendan los valores de la tolerancia y el respeto a los demás, a los iguales o a los desiguales. Deja que entiendan que el color de la piel, el pelo, el idioma o la religión son circunstancias accidentales. Déjales formarse para que algún día puedan regresar a intentar hacer posible que para vivir como tu vives no tengan que vivir donde tu vives. Porque ese es el problema, esencialmente ese es el problema: Que tus gobiernos venden armas para que los de mi país de origen sigan oprimiéndome, que tus gobiernos, los de ahora, los de antes y los de siempre, se han llevado todo lo que era posible llevarse del mío, dejando a cambio dictadura, miseria, hambre y dolor.

 Yo te entiendo, pero trata de entenderme tú a mí.




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