La actual pandemia de la COVID-19 está modificando usos y costumbres. Si hace unos meses nos cuentan que íbamos a ver novios o niños y niñas de primera comunión con la nariz y boca cubierta por mascarillas no nos lo hubiésemos creído.
Así fue, lo pudimos comprobar el domingo, 30 de agosto, en la iglesia del Carmen, donde celebraron su primera comunión cuatro niñas y un niño. En torno a las 12 horas vimos a las primeras familias, elegantemente vestidas, dirigirse a este templo que ya estaba abierto. A la entrada del templo el ya tradicional gel hidroalcohólico y a la derecha una pizarrita en la que se indicaba cómo han de sentarse los asistentes a un oficio religioso: «AVISO. Convivencia familiar 4 por banco, "No" convivencia 2 personas».
Cerca del Altar Mayor fueron tomando sus sillas las cuatro niñas y el niño, con sus respectivas mascarillas que sólo se desprendieron unos escasos minutos para las fotos de grupo, volviéndose a colocárselas rápidamente una vez tomada las fotos. Los laterales estaban ocupadas por algunas madres y padres y el grupo de personas que cantarían durante la misa que en ese momento ensayaban los temas religiosos. En el resto de la iglesia, se distribuían un nutrido grupo de familiares, entre ellos abuelos, vecinos y amigos. Como era de esperar, dado que el párroco de Alhama no podía oficiar la misa al estar confinado debido al contagio de coronavirus, fue otro sacerdote quien ofició la misa que todos los presentes recordarán por aquello de ser una primera comunión totalmente distinta.
Cerca del Altar Mayor fueron tomando sus sillas las cuatro niñas y el niño, con sus respectivas mascarillas que sólo se desprendieron unos escasos minutos para las fotos de grupo, volviéndose a colocárselas rápidamente una vez tomada las fotos. Los laterales estaban ocupadas por algunas madres y padres y el grupo de personas que cantarían durante la misa que en ese momento ensayaban los temas religiosos. En el resto de la iglesia, se distribuían un nutrido grupo de familiares, entre ellos abuelos, vecinos y amigos. Como era de esperar, dado que el párroco de Alhama no podía oficiar la misa al estar confinado debido al contagio de coronavirus, fue otro sacerdote quien ofició la misa que todos los presentes recordarán por aquello de ser una primera comunión totalmente distinta.
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